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Por esto, solo por esto, todo merece la pena

Por esto, solo por esto, todo merece la pena

Me propuse volver a restaurar y lentamente mejorar el ritmo perdido, y que mejor destino, como primer objetivo, llegar al Parque Nacional da Chapada Diamantina, a unos 500 Km de distancia…

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En el camino tuve una aparatosa caída y aunque iba bastante rápido los daños fueron bastante menos dolorosos y aparatosos que los sufridos en mi última caída en Namibia, que me habían dejado de recuerdo once puntos en el brazo.

Ahora, y exactamente en el mismo lugar, sobre la marca de la última herida, el brazo sangraba sin parar, pero por suerte esta vez no necesitaría puntos y al revés que en Namibia, donde ni siquiera tenía venda, betadine o tiritas y tuve que echar lejía sobre la herida para desinfectarla; en esta ocasión el botiquín sí estaba repleto y recién provisto  por lo que pude limpiar la herida y mantenerla aseada hasta que cicatrizó completamente a los pocos días.

Es una de las cosas buenas que le ocurren a uno por tener una madre enfermera.

Por suerte esa parte del brazo no incomoda  demasiado para montar en bicicleta y pude seguir sin mayores complicaciones.

Había tardado solo 5 días en llegar desde Salvador  pero ya tenía ganas de dejar la bicicleta aparcada por unos días.

En mi mochila metí la tienda de campaña, hornillo, saco de dormir y algo de comida para sobrevivir varios días y me dirigí al “Valle de Pati” en el  corazón del Parque Nacional de la Chapada Diamantina con la intención de buscar una mayor conexión con la naturaleza y poner en orden mis pensamientos después de los desbarajustes que había sufrido mi vida en los últimos meses.

Mi amigo el ciclo viajero Albert Sans me había recomendado este lugar y me había dado todas las indicaciones posibles para que pudiese perderme por mi cuenta por valles espléndidos, bosques exuberantes, ríos caudalosos, acantilados enormes que se erigen sobre gargantas angostas y cuevas profundas.

De momento Brasil no me estaba emocionando pero tenía la sensación que ésta parada iba a marcar un antes y un después en mi viaje.

Y así fue como empecé a sorprenderme con los tesoros que almacena esta hermosa región.

A veces cuando más lo necesitas la vida te brinda las mejores oportunidades para darte ese empujoncito que a veces tanto nos hace falta. No suele llegar solo sino que hay que salir a buscarlo.

Necesitaba sentir ese  momento en el  que observas  y te empapas de todo lo que te rodea; y se te pone la piel de gallina y al mismo tiempo te saca una enorme sonrisa y te hace sentir la persona más afortunada del mundo.

Las caminatas por los valles…

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…los acantilados y los desfiladeros…

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… eran un punto de inflexión en esta etapa del viaje.

Volvía a sentirme como siempre.

Y de esos cuatro días  hubo un momento que nunca olvidaré.  Quedaban unas pocas horas de sol y me disponía a subir al Morro de Castelo. Llegué al atardecer a una gruta en la parte alta de la montaña desde donde pude observar un increíble paisaje a mi espalda…

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… alcancé la cumbre más alta durante la noche con la ayuda de mi linterna y la luz de la luna,  y durante el camino hice el mayor ruido posible para advertir de mi presencia a las serpientes despistadas, porque eran muchas las que había visto incluyendo una cascabel.

Y cuando llegué a la cima viví un momento extraordinario; porque fui consciente de que me había convertido en un espectador privilegiado de la sorprendente belleza que se desplegaba ante mís ojos para que la disfrutase y me asombrase. Con todo su esplendor y lleno de matices el paisaje logró estremecerme hasta erizarme la piel y es entonces cuando recordé los momentos difíciles que pasé para llegar hasta aquí, y me dije:

“Por esto, solo por esto, todo merece la pena”

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Top 12 carreteras de Asia a Europa

Top 12 carreteras de Asia a Europa

1.Manali-Leh (India)

Sin duda la carretera más bonita de cuentas he conocido.Cerca de 500 kilómetros superando algunos de los puertos más altos del mundo, encontrando después de cada uno de ellos paisajes completamente diferentes.

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Rothang la (4,114 m)

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 Aqui la historia

 

2.Carretera de los Pamires(Tayikistán)

A pesar de haberlo cruzado en los meses más fríos pudimos disfrutar  de uno de los paisajes más inhóspitos y bonitos de la tierra.

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Ak Baital pass 4.655 m

  Aquí la historia

3.El puerto de Pang La (Tibet)

Para visitar el campo base del Everest requería de un permiso especial, el cual no tenía, asi que decidí pasar el control militar por la noche mientras los militares dormían y ascender uno de los puertos más altos del mundo bajo la atenta mirada de las estrellas.Coroné el puerto al amanecer, y pude disfrutar de la imagen más bonita que jamas he visto.Ante mi tenía la gran cordillera del himalaya con 5 de los cimas más altas del mundo.

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Everest

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 Aquí la historia

 

4.Descenso del puerto Lalung La(Tibet)

Despues de más de 2 meses pedaleando por la meseta tibetana y acostumbrado a su fino aire, al frío y la falta de oxígeno, el ultimo puerto al cruzar el Himalaya descendía por casi 70km por una carretera que parecía pegada a las paredes del imponente valle.Sin darme cuenta la nieve se había convertido el lluvia, volvía a haber humedad, y por fin sentía el calor de nuevo.

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 Aquí la historia

 

5.El corredor de Wakhan(Tayikistán)

Dejando atrás la carretera de los Pamires,después de coronar un ultimo puerto acampando a -40ºC, comenzaba un imponente descenso hasta el río Wakhan, frontera natural entre Tayikistán y Afganistán.A escasos metros al otro lado del río podíamos ver a pastores afganos con su camellos bajo el pamir afgano.Siguiendo el curso del río Wakhan nos encontramos unas aguas termales y pudimos ducharnos por primera vez en casi 3 semanas.A nuestra izquierda detrás de las primeras montañas nevadas de Afganistán,podíamos incluso ver algunas cimas de la cordillera del Hindu Kush, el comienzo del Himalaya, en Pakistán.

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 Aquí la historia

 

6.Costa oeste de Sumatra(Indonesia)

Tan solo llevaba unos meses de viaje y me costaba acostumbrar al calor y la humedad de ecuador.Aparcar la bicicleta para poder refrescarse en la playa, en ese momento era lo más que podía pedir.

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7.Entrada en Dhaka(Bangladesh)

Temeroso de las grandes ciudades la entrada a la capital de Bangladesh no pudo ser más caótica.Camiones Tata a toda velocidad sorteando a la gente que parecía salir de todas partes.

Dentro de la ciudad, me encontré con una estampa completamente surrealista.Estaba inmerso en un atasco pero no era de coches ni camiones…sino de Rickshaws…los taxi bicicletas.

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8.Puerto de Selim(Armenia)

No entra en mi top 10 por lo placentero de esta ruta, ya que fueron sin duda de los días más duros de mi vida donde en más de una ocasión  sentí miedo por mi vida.No lo volvería a hacer, pero en el recuerdo ahora queda lo mejor de esa experiencia.Nunca me he sentido tan desconectado y aislado del mundo.Estabamos la naturaleza y yo.

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 Aquí la historia

 

9.Cruzar los pirineos(España)

Despues de 3 años sin pisar España, y recorriendo el largo camino desde Indonesia, cruzar la frontera fue uno de los momentos más mágicos de la etapa euro-asiática.Después de llevar varios días de niebla y lluvia(muy típico de esa zona del pirineo), amanecimos en la tienda de campaña son un sol esplendido y la niebla bajo nosotros,subiendo por el valle.

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 Aqui la historia

 

10.Amne Machin (China)

La segunda montaña más sagrada del Budismo después del monte Kailash. No tenía mucha información ni me imaginaba lo que me iba a encontrar.Pasé 3 día comiendo tan solo  una bola helada de Tsampa.Los últimos kilómetros me fue imposible montar sobre la bicicleta por la falta de oxigeno y condición del camino, pero cuando vi un perfecto glaciar de color blanco bajando de la cima al coronar el paso más alto, no dudé en acampar bajo las banderas tibetanas y un cielo completamente iluminado por la luna.

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 Aquí la historia

 

11.Karakorum (Pakistán)

No nos fue fácil llegar.Por enfrentamientos entre las poblaciones chiitas y sunies, el ejercito cortó esta famosa carretera. Sumábamos que estábamos en el mes de ramadán, pero mereció la pena la espera y dificultades para poder disfrutar de la cadena montañosa más impresionante del mundo.

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Al fondo Nanga Parbat (8.125m)

 

12.Desierto Kavir (Irán)

Después de llevar varios días pedaleando por el desierto, donde a veces a los lados de la carretera se asomaban grandes dunas de arena,y habiendo cruzado la región de Asia central en sus meses más fríos ,nos encontramos en Iran de nuevo con un sol que parecía calentar , y el regalo más bonito de Irán(sin contar la enorme hospitalidad de los persas) fue llegar al atardecer , empujados por un fuerte viento a favor hacia el oasis de Mesr.

Por cierto:¡cómo se come en Irán!

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El ciclista terrorista yihadista.

El ciclista terrorista yihadista.

Abandonaba, por fin, la carretera principal.

El día anterior había dormido en un pequeño hotel, su dueño, Pete, me había invitado.

Típico hotel barato africano, con un salón donde una mujer pone cervezas y una bola de discoteca brilla en la oscuridad al son de una música que sale distorsionada de los altavoces. En los sofás del fondo están sentados unos hombres que beben unas botellas de cerveza y mientras fuman, y unas mujeres entran y salen cada cierto rato.

Decido coger un pequeño atajo que me muestra mi GPS, y ahora en vez de dirigirme hacia el este me desvío hacia el norte. Ya he llegado a lo más cerca que quería llegar de la región del delta del Níger.

El asfalto esta impecable y la vegetación poco a poco ha empezado a abrirse camino, convirtiendo esta vieja, pero bien mantenida, carretera en lo más parecido a un carril bici…

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Es la primera vez en Nigeria que voy por caminos solitarios, y mi sentidos me piden estar alerta.

Obviamente no pasa nada, mas que tener que bajarme de la bicicleta en un par de ocasiones para pasar unas zonas pantanosas entre plantaciones de aceite de palma.

El día transcurre con normalidad, siempre por carreteras con poco o inexistente trafico y un asfalto casi solo para mi, con unos pocos pueblo esparcidos a lo largo de los casi 100 Km. que recorro casi sin pausa.

En mitad del camino la única manera de cruzar un río es en piragua, pues el único puente que unía las orillas está destruido. He aquí la razón por la que llevaba horas sin ver un coche…

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En el margen del río la gente que esperaba para cruzar a la otra orilla se  acercaba y muestra a su admiración y curiosidad cuando les digo que vengo desde España en bicicleta.

¿Con esta bicicleta?

¿Tu gobierno te paga cuando llegues a Sudáfrica?

¿Cual es tu misión?

¿Estas haciendo un experimento, un estudio?

Con el móvil bien arraigado en el continente, todos quieren hacerse una foto conmigo…

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Del otro lado un grupo de hombre grita:

– ¡Boko Haram ,Boko Haram! Cuando me ven llegar en la piragua.

No se si tomármelo a risa o tirarme al río y echarme a nadar al ver uno de los que grita tiene una escopeta…

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No me fue difícil hacerles ver que no era más que un inofensivo turista.

– ¿Terrorista?

– ¡No!, ¡No! ..¡¡Turista!!

A pesar de este incidente el día estaba siendo precioso. El camino me sorprendía por el poco tráfico y con la vegetación que llenaba de vida a cada pedalada…

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Algunos pueblos tenían un aspecto colonial decadente …

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Llego por fin a un cruce de carreteras y tengo que pasar por el centro del pueblo.

Un hombre se interpone en mi camino y me da el alto con un enorme palo de madera con clavos en la punta.

– ¡Alto!

– ¡No! ¡No! Tengo que seguir- digo sonriendo como si me tomase a broma a aquel hombre.

Veo en su gesto que no hay nada de broma en el asunto y finalmente paro.

Me dicen que abra las alforjas y le pregunto si es policía, y si es así que se identifique.No es, pero dice ser el guardian del pueblo.Un amigo suyo, con barba y el brazo tatuado, se acerca mientras se bebe una botella de cerveza.

Decenas de personas se empiezan a agrupar a mi alrededor, y escucho mucho la palabra Boko Haram.

– ¡No soy de Boko Haram! Pero si los de Boko Haram son nigerianos, son negros y yo ¡soy blanco!

– Ya pero mira Bin Laden, también es blanco como tú.

Entonces veo la similitud, contando que en más de una ocasión me han confundido con un chino.

Se presenta por fin un policía y me siento un poquito más seguro y tranquilo.

Muestro el crucifijo que desde que entré en Nigeria solo me quito para dormir, pero la gente sigue tensa.

Me hacen abrir la bolsa donde llevo la tienda y la esterilla, y al abrirla, un grupo de personas asustadas se echan para atrás como si llevara una bomba que fuera a explotar.

Al final, después de pasar un momento muy tenso, y ya con el ambiente relajado, me despido con alguna risa y chocando las cinco con el tipo que minutos antes me había hecho parar amenazándome.Quiero dejar la máxima constancia de que soy un tipo inofensivo, incluso gracioso.Les hago una foto antes de continuar que para nada refleja el ambiente vivido…

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Me alejo y mi corazón sigue a mil.

Desaparece de nuevo el asfalto y me encuentro con barro…

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La gente que me encuentro en el camino es increíblemente amable y atenta…

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El problema es cuando paso por los pueblos.

Empezaba a anochecer y quería buscar una iglesia donde dormir.

Me paro a hablar con un grupo de hombres al llegar a un pueblo y les comento de donde vengo y a donde voy para evitar confusiones, y les comento, en tono humorístico, que muchos me confunden con un miembro de Boko Haram.

Una mujer mayor que allí estaba sentada exclama mientras da una palmada entre carcajadas.

– ¡Yo pensé al verte llegar que eras de Boko Haram!

Me indican donde esta la iglesia, no muy lejos de allí, y cuando entro por la puerta del recinto un grupo de hombres viene por detras en moto hacia mí casi derrapando y me detienen.No son ni policías ni traen buenos modales.

Quieren que vaya a la policía, y me escoltan hasta el cuartel.

Al entrar en el cuartel, la cara de los policías cambia completamente al verme llegar con la bicicleta tan cargada.

– ¡No puedes pasar! ¡Para ahí!

Me costó mucho menos hacerles ver mi situación, y tras apuntar mis datos en una hoja de papel, mientras el oficial miraba una película de Nollybood a todo volumen, me dejaron ir, pero para mi seguridad me irían a escoltar hasta la iglesia, por dos motos y un coche que a la vez me alumbraban.

Lo peor estaba aun por llegar.

 

 

 

 

Welcome to Nigeria

Welcome to Nigeria

Es el gran día.

Por la mañana me levanto muy pronto; he dormido en un aula de una escuela.

Ante la pizarra y en medio los pupitres voy recogiendo la tienda…

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El suelo ha sido un excelente somier, y me dispongo a recorrer los últimos kilómetros que me dirigen hacia la frontera con Nigeria.

En el patio del colegio un grupo de mujeres barre desde el amanecer y me despido del director que sin ningún problema me cedió el aula el día anterior.

En la carretera, todavía asfaltada, veo el cartel que indica: Nigeria..

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La ilusión y la desconfianza acuden a la vez a mi cabeza. Aunque sé con lo que me voy a encontrar, es difícil no sentir un poco de aprensión y recelo después de tantas experiencias escuchadas y que le dan su merecida reputación.

El camino se convierte en una pista de barro con trozos de asfalto, que me cuestan mucho menos esquivarlos que a los destartalados coches que circulan a la misma velocidad que mi caballo de hierro.

En la frontera con Benin, decido guardar mi cámara de fotos en el fondo de una alforja, y durante mi paso por Nigeria no haré más fotos que con la Gopro, mucho más pequeña y discreta que la otra. Desgraciadamente la calidad de las fotos no será la misma.

El último policía en Benin me desea buena suerte y me advierte de los peligros de Nigeria, pero aunque ya voy advertido no le hago mucho caso porque ha sido en cada país que me avisaban de los peligros del siguiente país, y si preguntara en Nigeria, me dirían que de donde vengo, Benin, es un país muy peligroso.

Veo por fin la barrera que hace de frontera y el cartel que me da la bienvenida a Nigeria.

Unos policías me indican una caseta donde después de buscar el visado en mi pasaporte, me preguntan cuantos días me quiero quedar en Nigeria.

Nunca antes, en ninguna frontera, me habían dado el honor de elegir el tiempo que me quiero quedar en un país.

Gente muy educada y amable, con una especie de pistolita me hacen “las pruebas a ver si tengo ébola”

– Estás sano, puedes pasar- me dice el oficial de inmigración mientras me da el pasaporte y me pide mi contacto en Facebook.

Estaba ya en Nigeria, y de momento era como cumplir años.  No hay diferencia de un año a otro.

La diferencia vendría en los próximos kilómetros, con controles policiales cada 2 Km ó 3 Km, donde me paraban para hacerme fotos con los policías mientras los otros conductores soltaban dinero para que no les hicieran perder tiempo.

En algunos controles los policías iban bien armados, en otros no llevaban más que un palo de golf, un bate de béisbol o un paraguas.

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A mi paso por los pueblos alguna gente gritaba: ¡Boko Haram, Boko Haram!

Se me iba a hacer de noche y  quería avanzar rápido, así que tuve que rechazar la invitación de un policía a comer “el plato típico nigeriano”, y comentarles mis intenciones para que me dejara ir antes.

– ¡Espera! ¡Una foto más!

Al final  ni  dándome el alto paraba en los controles, y con la mano les indicaba que iba lejos y que tenía prisa.

Al llegar a un cruce  desapareció el asfalto  al igual que la tranquilidad. Por el sur se llega a Lagos, al norte a Abeokuta, y por el camino que voy yo sé que llega a la autopista que está, todavía, a unos 60 Km.

Paro a comerme un plato de “fufú”, el legendario plato africano hecho a base de mandioca, en un modesto restaurante de carretera…

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En el cruce hay un camión blindado  y un policía me da el alto.

Se acerca hacia mí con un chupito en la mano y le pregunto si le puedo hacer una foto.

-¡Por supuesto!- y se bebe el chupito mientras posa junto al furgón y su kalashnikov.

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Me desean buen viaje y me vuelven a preguntar por mi contacto de Facebook.

Camiones por todos lados sorteando los agujeros en lo que queda  de “carretera” me hacen ahora compañía, y no se ven más controles policiales. No sé qué prefiero yo.

Estoy justo al norte de Lagos, bordeando la ciudad por el norte, y me empiezo a preocupar porque la noche pronto se me echará encima y sigo sin ver un buen sitio donde dormir.

Una de las cosas que me había propuesto para Nigeria era: por la noche nada de bici.

A ambos lados de la carretera veo carteles que anuncian nuevas urbanizaciones y parcelas en construcción.

En una de las entradas veo la caseta de un vigilante, y en la puerta tres pintores que terminan su jornada.

Al principio parecen asustados pero tardan poco en ver que soy un inofensivo viajero, y al preguntarle por un lugar “seguro” donde dormir, no tarda en darme las llaves de una oficina para que pase allí la noche…

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Más tarde me confiesa que al principio pensó que podía ser uno de los de  Boko Haram.

Por la noche, justo hacia el sur, el cielo estaba completamente iluminado. Eran las luces de una de las ciudades más grandes del mundo y que a toda costa quería evitar.

Ahora mejor irse a descansar que mañana empezaría la aventura de verdad.

 

Si Nigeria esta a la vuelta de la esquina…

Si Nigeria esta a la vuelta de la esquina…

…mejor hacer bien los deberes.

En los largos días de espera en Cotonou, mientras intento conseguir el visado para Nigeria, es inevitable no escuchar historias de terror de gente que ya ha estado en Nigeria.Historias de primera mano las cuales suman a la imagen ya de por si deteriorada de mi siguiente país.

No son solo las noticias de Boko Haram, ese grupo terrorista que no hace mucho secuestró 200 niñas y que días más tarde confirmó que muchas de ellas ya estaban vendidas, o la peligrosa región del delta del Niger donde se crean millones de petrodolares diarios que no revierten en la zona, sino todo lo contrario, y que el negocio más rentable para los habitantes de esa zona es el robo y secuestro de trabajadores extranjeros de los pozos petrolíferos, por no mencionar que las aguas del golfo de Guinea, que son las que bañan las costas de Nigeria, hay más piratería que en la mismísima Somalia, y que  Lagos es una de las ciudades más grandes del mundo y peligrosas.

A la vez también he escuchado de la amabilidad de los nigerianos, un país de gente curiosa y con la tercera industria de cine más grande del mundo.

Y haciendo estos deberes mientras busco información lo más actualizada posible doy a parar con la página del ministerio de asuntos exteriores francés, y me encuentro con un mapa en la que las zonas a evitar están ya dibujadas de color rojo…

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Inocente de mi se me ocurre escribir a la embajada española en Nigeria y preguntar por la situación del país a la vez que les expongo mi idea de atravesar el país en bicicleta, y en su respuesta el punto más importante es:  

ANTE LA INCIDENCIA DE LA EPIDEMIA DE FIEBRE HEMORRÁGICA DE TIPO ÉBOLA EN LA ZONA, SE DESACONSEJA EL VIAJE SALVO POR RAZONES DE EXTREMA NECESIDAD. EN TODO CASO, SE DEBERÁN EVITAR DETERMINADAS ZONAS”

-Se refieren a que hay 18 casos en un país de 170 millones de habitantes-

Viene a ser más o menos como si ante una inminente visita a Irak, les expones que vas a atravesar el país en bicicleta , y te contestan que es importante que lleves gorra y crema solar porque en esta época del año hay riesgo de sufrir una insolación.

Y así, buscando  información de fuentes más serias que aquellas que la embajada española llega a ofrecer, llego a estas conclusiones:

Que sí existe un riesgo real que va más allá de nuestra suerte o mala suerte, y que habrá que extremar las precauciones entre otras cosas evitando acampar y montar en bicicleta de noche.

Pero lo mas importante es saber a donde no se debe ir:

  • El norte, no solo por el calor sino porque el grupo terrorista Boko Haram controla ya demasiadas áreas del norte.
  • Lagos con sus más de 20 millones de habitantes puede ser un infierno circular por ella,ademas de ser considerada una de las ciudades más peligrosas del mundo.He de añadir que me considero una persona bastante miedosa a la hora de ir a ciudadesy las intento evitar siempre que puedo.Solo os digo que a mi paso por Castilla y León  evité la ciudad de Zamora.
  • El delta del Niger. Muchos de vosotros estaréis más familiarizados con la antigua Biafra, ese estado que duró pocos años y que acabó con una trágica guerra. Actualmente, la mayor riqueza del país se encuentran en esa zona gracias a sus ricas reservas de petroleo,que son explotados por grandes multinacionales y son sus trabajadores el gran objetivo de muchos de los grupos rebeldes, o simplemente bandidos, que actúan por esas zonas.

Y superado el primer obstáculo con el visado en mano nunca imaginé que celebraría tanto ese trozo de papel que me permite entrar en el que posiblemente sea mi país más temido.

Pero voy con la intención de quitarme esos prejuicios.

El camino lo dirá.

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Que ganas de irse de Ghana

Que ganas de irse de Ghana

Subimos montañas por caminos de tierra para llegar a la desolada frontera entre Ghana y Togo…

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Fue sin duda lo más bonito de Ghana su frontera con Togo.

…y a medida que nos acercábamos al puesto fronterizo florecían innumerables sensaciones contradictorias. Atrás se quedaba un país que nos cargó de contrariedades que enturbiaron nuestro ánimo y nos dejó lleno de decepciones.

Recuerdo todavía la renovada energía con la que entramos en el país desde Burkina, ansiando dejar atrás la tórrida región del Sahel y nos encontramos con las primeras palabras cálidas y amables en inglés con las que nos dieron la bienvenida en la que fuera la primera colonia africana en conseguir la independencia, hace ya más de 60 años: Ghana.

Todavía muy al norte, los “lobi”, el grupo étnico que habita a ambas partes de la frontera, son más parecidos a los burquineses. Amables, simpáticos, afectuosos y hospitalarios no dudaron en ofrecernos cobijo cuando vieron que estábamos montando la tienda en una explanada cubierta de hierba alta.

– “Venir mejor a nuestra aldea, por aquí hay muchas serpientes”-. Declinamos la invitación. Estaba anocheciendo y ya teníamos montado el campamento, y después de un largo y duro día queríamos un poco de tranquilidad e intimidad.

Al amanecer la gente del poblado nos estaban esperando para mostrarnos con orgullo su ganado y su pequeña aldea…

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A medida que nos dirigíamos hacia el sur dejábamos de ver mezquitas, y a su vez echábamos de menos la hospitalidad y amabilidad que nos habían brindado los musulmanes por todos los países que recientemente habíamos cruzado.

Imaginábamos que al entrar en uno de los países más desarrollados del África occidental, y de estar más próximo al Ecuador, nos encontraríamos con una variada alimentación, pero nada más lejos de la realidad fue lo que nos encontramos: “LA PEOR COMIDA DEL MUNDO”.

Suerte que por estas latitudes la fruta es uno de los regalos más habituales de la naturaleza, y en ella encontramos nuestro mejor escape a la desastrosa alimentación de los ghaneses. Sin duda heredaron lo peor que podrían haber heredado de sus colonizadores (los ingleses).

Casi sin darnos cuenta en nuestro camino que nos llevaba hacia la costa por pequeños senderos alejados de las carreteras asfaltadas…

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… dejamos de ver mezquitas a la vez que florecían por decenas en cada pueblo, por muy pequeño que fuera, todo tipo de iglesias cristianas…

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La más modesta de cuantas hemos cruzado…

En su más amplia diversidad y variopintas se anunciaban en un sinfín de innumerables carteles que invariablemente llevaban la foto de su pastor o reverendo y anunciaban las horas del rezo y celebraciones varias.

Todo tipo de sectas del cristianismo: Adventista, Pentecostal, Evangelista, Adventista del 7º día, Apostólica, Protestante, Testigos de Jehová,Luterana, Católica, Metodista,etc., y algunas de las más pintorescas como “la iglesia internacional de los iluminados”, “capilla de los ganadores”, “iglesia de los pecadores”, etc.

Algunos de los reverendos de estas iglesias amasan grandes fortunas, y da la impresión de ser uno de los negocios más rentables del momento.

El nombre de las pequeños negocios siempre tenían un contexto religioso…

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¿Un poquito de cordero?

A la vez que cambiaba la religión, no cambiaba la estampa típica del hombre bajo la sombra de un árbol, o lo que tercie, mientras la mujer trabaja.

Al entrar en un pequeño hotel, le comenté a la mujer que me enseñó la habitación que mi pareja era quien tenía la última palabra.

– ¿Y eso por qué? Pero si tú eres el hombre.

– Ya, pero ella, también, tiene opinión y debe manifestarla.

– Pues no está bien, tú eres superior.

– ¿Y eso? -contesto muy sorprendido.

– La mujer fue creada de la costilla del hombre.

– Bueno…

Ella aprovecha ese momento de aturdimiento que tengo y en el que no encuentro respuesta y   me suelta: – ¿Pones en duda la palabra del Señor?

Fue sin duda el fervor religioso que se respiraba lo que más llamó nuestra atención.

Había más ruido un domingo por la mañana que un sábado por la noche.

Llegamos a la capital, Accra, y en la orilla de carretera nacional vimos un enorme cartel que nos daba la bienvenida, y por supuesto con la foto de un reverendo y un aviso:

¡Arrepentiros! ¡La llegada de Jesús es inminente!

Unos días más tarde comprobamos que no son tan fervorosos a la hora de cumplir con la doctrina de Cristo, pues no es normal que nos hayan robado tres veces en el mismo país y en unos pocos días.

No percibimos la calidez que nos ha hecho sentir siempre bienvenidos, que es lo que más anhelamos en cada país que visitamos. A medida que nos acercábamos a la costa…

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…advertíamos que la gente mostraba sin disimulo su contrariedad y animadversión cuando se encontraban con nosotros.

El único término que usaban para dirigirse a nosotros era “Blooney“, el cual confundí los primeros días con Rooney (algo no muy agradable que te encuentre un parecido con el jugador del Manchester,) pero  resultó ser el significado de “hombre blanco”.

Al contrario que en el resto de países africanos el término “blanco ” generalmente lo utilizan los más pequeños, aunque aquí eran todas personas y de todas las edades las que con un tono burlón  y despectivo lo usaban para referirse a nosotros.

Nos fue imposible establecer algún tipo de relación, pues nos encontramos con gente fría y distante.

Y así, mientras dejábamos atrás Ghana (¡con muchas ganas!), nos encontramos en Togo y como por arte de magia de nuevo con la amabilidad, calidez y hospitalidad de la gente.

Y por muy extraño que parezca, ya que Togo es un país mucho menos desarrollado que Ghana, la alimentación y comida vuelve a ser decente.

Algo positivo que hemos sacado de nuestro paso por Ghana ha sido volver a apreciar aquello a lo que nos habíamos acostumbrado, pues no hay nada más bonito e importante en cada país que llevar consigo la sensación de sentirse bien recibido.

Verde

Verde

En nuestro primeros días en Benin hemos podido descansar en el pequeño pueblo de Savalou, después de ya varios meses peleándonos con las lluvias y el fuerte sol que a veces entre las nubes se deja colar.

Buscando en las fotos de mi ordenador he ido a parar a la carpeta de “Mali”, donde no hace mucho tiempo atrás y no muchos más kilómetros al norte de donde hemos cruzado de Togo a Benin, dulcemente me ha hecho volver a aquel lugar  que ahora parece pertenecer a un mundo completamente diferente, como sino tuviera nada que ver con esta parte del viaje, África.

Las estrellas callejuelas de casa de barro…

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…nos protegía del fuerte y abrasador viento del norte, proveniente desde el mismísimo corazón del sáhara.

Mezquitas sahelianas construidas con barro…

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…que ahora han sido sustituidas por las cientos de iglesias católicas o evangelistas.

Aunque no ha sido  eso lo que más ha llamado mi atención, sino el gran contraste entre el color ocre del paisaje…

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…y el hora impresionante verde lleno de vida de la vegetación…

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 …

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Fiebre del oro

Fiebre del oro

Bajo un vestido de color azul manchado de barro, Marian luce un buen embarazo de 7 meses…

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Trabaja junto a su sobrino, de apenas 13 años, en una pequeña mina de oro que, ilegalmente, junto a otros familiares y amigos le han robado el sitio a la densa selva para buscar oro en las piedras que se esconden bajo las fértiles tierras de la región occidental de Ghana.

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Ilegal, porque carecen de permisos y no pagan impuestos, mientras las grandes compañías mineras internacionales se han repartido el pastel y han colocado a Ghana como el segundo país productor de oro de África, después de Sudáfrica.

Cuando los británicos pusieron pie en Ghana, no tardaron en darse cuenta de la riqueza que escondía su suelo,  de ahí que bautizaran su nuevo territorio con el nombre de “la costa de oro”. Que se convertiría junto al comercio de esclavos hacia el continente americano en su negocio más rentable.

Nosotros tardamos un poco más, exactamente 2 semanas desde que  cruzamos la frontera por el norte, desde Burkina Fasso. Después de 100 Km. de pedaleo por las incesantes cuestas buscábamos alcanzar lo que parecía un pequeño pueblo en el mapa, y ahí, buscar al pastor, reverendo o sacerdote de la primera iglesia que viéramos para poder montar la tienda.

A penas a 10 Km. a las afueras del pueblo, en las orillas de la carretera se amontonaba basura y plásticos, a los mismos pies de la impenetrable selva, y mientras un incesante y continuo trajín de gente en motos, circulaban en nuestra misma dirección.

Hombres, todos hombres. Ninguna mujer adornaba la típica estampa africana cargando leña sobre su cabeza tan típica a esa hora de la tarde, cuando después de una larga jornada de trabajo en el campo vuelven a sus casas llevando a sus bebes sujetos en sus espaldas, y los hijos mayores caminando a su lado.

A la entrada del pueblo daba la sensación de entrar en una gran ciudad. Mucho movimiento, muchas motos, muchos mecánicos a los lados de la carretera, y en resumen, demasiado movimiento para ser un pueblo normal.

A lo largo de la carretera que hacia de calle principal en su transcurso por el pueblo, varios puestos hacían de improvisadas gasolineras,guardando el combustible en las botellas ya vacías de licor.

Lo que más llamó mi atención fue la cantidad de comida y su variedad que se vendía en los pequeños puestos frente a la mezquita principal, que también llamó mi atención porque estábamos en una zona de mayoría cristiana aunque ahora sobre la mayoría de las cabezas se volvían a ver  taqiyahs.

Fue como un deja vu, al encontrarme de nuevo en mitad de un pueblo nacido de la nada donde el dinero fluía sin corresponder con la apariencia de un pueblo prospero y moderno.

Se corrió la voz de que había oro en la zona y rápidamente miles de personas llegaron en busca de su sueño: el dorado.

Desde rincones tan dispares como Malí o Nigeria para intentar colmar sus sueños destripando el  suelo con rudimentarias herramientas…

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En el improvisado mercado se sorteaba a los vehículos que a toda velocidad pasaban entre los puestos, pudimos encontrar auténticos manjares comparado con el pueblo anterior, como sandía, piña y pinchos de carne. Todo al doble del precio que veníamos pagando –el precio de la prosperidad-.

Una cabaña con tejado de chapas cinc hacía de bar o improvisada discoteca, dentro sonaba música a todo volumen y en la entrada estaban algunos jóvenes bebiendo cerveza intentando mantener el equilibrio.

Decidimos continuar, y buscar refugio en un lugar más tranquilo. Nos plantamos en  una  pequeña explanada que no hace mucho debió de albergar una campera donde se  trituraban  las rocas para extraer el oro.  Montamos la tienda en una zona alejada de la carretera y pasamos la noche escondidos de miradas  curiosas.

En el mapa no aparecía ningún pueblo cercano, pero en el cielo pudimos ver la contaminación lumínica que surgía de en medio de la selva, y el ruido de una fiesta con música Techno que nos traía la brisa de la noche.

Al día siguiente, al continuar nuestro camino, pudimos ver como emergía de la nada un improvisado pueblo de cabañas de madera y plástico que se alzaban sobre la fértil tierra roja que muy poco tiempo atrás era el hogar de árboles milenarios y majestuosos y que ahora servían de leña…

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Había llegado la prosperidad a la zona…

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Casi sin darnos cuenta…

Casi sin darnos cuenta…

Una de las mejores cosas que te ofrece viajar en bicicleta es la velocidad a la que  percibes los cambios.

Cambios tan leves que con la suma de los días se convierten en cambios drásticos, y casi sin darte cuenta te encuentras en un mundo completamente diferente.

Se suma el esfuerzo para llegar a los sitios.

Los sentidos en su máximo esplendor.

El olor a tierra mojada, el fresco del viento que precede una tormenta, el ritmo de la música de la lluvia sobre las hojas, el sudor sobre tu cara, la suciedad que tapa tu piel,la lluvia que te limpia, el hambre después de una larga jornada, la sed ,el saludo de la gente o los niños corriendo asustados al verte llegar.Todo, a la velocidad perfecta.

Con el clima cambia la gente: Sus costumbres, la alimentación, el estado de ánimo.

A medida que nos dirigíamos al sur, casi en línea recta hacia el ecuador, el color ocre del sahel es sustituido por el verde chillón de las hierbas que bajo los árboles florecen con las primeras lluvias…

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El cambio no había llegado por nuestra proximidad al ecuador, sino por las primeras lluvias que en esta parte del mundo crea dos mundos diferentes en un mismo año.

El sahel no ve lluvias la mayor parte del año, pero después de los meses más cálidos, cuando a medio día parece que hay que agacharse para no darte en la cabeza con el sol, las nubes cargadas de lluvia ascienden del sur, trayendo consigo enormes nubes que en el horizonte aparecen como un enorme muro de color grisáceo y negro temeroso…

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Y una vez encima, comienza el espectáculo. Vientos fuertes, rayos, y por fin una tromba de agua que enfría el suelo, mientras nos da un respiro del infernal calor de los trópicos.

Florece la vida.Los insectos se multiplican y el roar de las ranas se escuchan por todos lados.

Nos invaden los mosquitos.Bienvenida la malaria.

Donde antes solo había una escasa y triste vegetación,en forma de arbustos sin hojas, en pocos días la vida vuelve al igual que hace un año atrás, cargada de vida y de color.

Los árboles florecen, la hierba crece por horas, y el color ocre del suelo se convierte en un color anaranjado…

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Los caminos antes de arena y polvo se convierten en un barrizal intransitable…

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…cuand meses atrás no dejábamos de tragar el fino polvo de los secos caminos del sahel…

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Pero por fín lo habíamos dejado atrás al igual que la época seca, y entramos en la zona más cercana del ecuador en la temporada de lluvias.

Mundos opuestos.Mundos antagónicos.

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