Mamá en África

Mamá en África

Uno de los mayores inconvenientes en un viaje así es el pasar tanto tiempo lejos de las personas que más quieres: La familia.

Son años los que, lejos de aquellas personas con las que has compartido media vida, sigues creciendo y viviendo sin poder compartirlo con ellos.

Me siento muy afortunado de haber  nacido en una familia en la siempre he recibido amor incondicional, y es gracias a ellos, y  todo el apoyo y ánimo que siempre he recibido, que  hacen posible que pueda seguir adelante. Estamos muy lejos pero a la vez los siento muy cerca.

Dentro de todas esas personas hay una muy especial y pilar principal en mi vida: Mi madre.

Una madre por su hijo iría a cualquier lugar del mundo para visitarle. Quiso venir a verme con cada malaria, con cada tifus, en la espera en Nigeria, en cada momento que se pensaba que su hijo lo estaba pasando mal, aunque no fuera así.

Recibir a mi  madre en cualquiera de esos lugares no hubiera ayudado, sino todo lo contrario, pero con Tanzania y Zanzibar a la vuelta de la esquina no podíamos tener mejor excusa para volver a vernos.

Tenía por delante poco más de 800 Km. hasta en lugar de encuentro, de los cuales más de la mitad pude hacerlos por caminos y pistas de tierra sin apenas tráfico…

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…pero que  desgraciadamente días mas tarde tuve que volver a encontrarme con la infernal carretera principal.

Al cruzar un parque natural un cartel me daba la bienvenida a la vez que me avisaba de la presencia de animales salvajes…

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Alejado un poco del arcén vigilaba con atención las altas hierbas que bordeaban la carretera, no fuera que algun oportunista felino saltara a por un tipo montado en bicicleta.

Los herbívoros salían despavoridos por mi presencia. Me sentía como un león.

Paré a hacer una foto a una jirafa que me observaba curiosa.

Detrás de mi noté el ruido de la hierba con el movimiento de algún animal.

Me giré y me encontré con varios elefantes ocultos entre la maleza, y uno de ellos se dirigía corriendo y barritando hacia mí con las orejas abiertas en señal de amenaza, mientras me enseñaba los colmillos…

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Hice una foto con el pulso tembloroso y salí tan rápido como te lo permite una bicicleta que pesa 75 Kg.

Las siguientes horas atravesando el parque transcurrieron entre risas y felicidad.

Era la primera vez que tenía  en frente a un animal tan majestuoso.

Ya estaba más cerca de encontrarme con mi madre, y los 10 días que pasamos juntos volaron rápidamente.

Fue curioso, e incluso gracioso, compartir África con ella. Estaba más impresionada y feliz de ver a su hijo que encontrarse con leones o elefantes, o experimentar ese caos vivo que define gran parte del continente. Y verla allí, aquí, en África, me parecía surrealista y estaba feliz que pudiera ver lo admirable y maravilloso que era el continente por el que había viajado su hijo, lejos de los prejuicios que se tienen antes de pisar esta tierra.

Cuando era pequeño lo más lejos que íbamos de viaje era a su pueblecito Valdealcón, en León, o al pueblo de mi padre Cedeira, en Galicia.

Ahora, y con la excusa de ir a ver a su hijo, ya hemos visto juntos Vietnam,Turquía, Marruecos y Tanzania.

Porque al final esto de tener un hijo nómada va a ser algo bueno y no solo porque ver  un hijo feliz es lo que más quiere ver una madre.

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7 thoughts on “Mamá en África

  1. Doy fe de ello!!,Ademas de una madre genial tambien es una amiga estupenda.Cuando estuve ingresada ahi estaba muchas veces ella acompañandome,contandome cosas,de los hijos,de ti del trabajo…y siempre viendo en todo las cosas positivas.Me encanta lo que dices porque lo mejor de todo esque es verdad,te sale del corazon.Enhorabuena por tu articulo y ,por supuesto,por tu madre. Muchos besos Begoña

  2. Olé que bonito! Cuanto se echa de menos a una madre y cómo te das cuenta de la importancia que tiene cuando estás lejos.

  3. Jeje las madres de los nómadas que les apoyan. Qué grandes! La mia q tp habia salido de Europa ya ha conocido Guatemala y Turquia….por ver a su hijita “la pequeña” jajajaja a ver si seguia entera. Hace un mes me estampé unos km antes de Iran, varias fracturas….vuelta a casa (estot bien) y toooda la familia y gente le decian “dentro de lo malo no te alegras q así vuelve antes a casa. Ves q bien?” y ella, q es muy sabia les decia a todos. “No. No me alegro. Yo quiero que ella sea feliz y se le ha roto un sueño”. Como tu dices…madres sabias…lo q quieren es q sus hijos sean felices 🙂
    (eso no quita q yo soy consciente que la hago sufrir. Encontar el balance n la vida cómo cuesta!)

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