Los que menos tienen.Los que más dan.

Los que menos tienen.Los que más dan.

Era el 1 de enero y había pasado la nochevieja más saludable y económica de mi vida.

Al amanecer ya estaba sobre la bicicleta despidiéndome del pueblo de Kwamouth, donde todavía había gente saliendo de las iglesias después de una noche en velo rezando por un prospero año nuevo.

Algunos por las calles iban dando tumbos y el olor a alcohol se apreciaba desde a lo lejos,y cuando me veían pasar y gritaban: ¡Blanco dame dinero!

Tuve la suerte que el jefe de inmigración del distrito estuviera de regreso de Kinshasa el mismisimo 31 de diciembre, y conseguí que me sellara el pasaporte tras cumplir todos sus requisitos.

  • El primero :Un documento que justificara mi viaje en bicicleta, el cual no me fui difícil satisfacer con “La carta del obispo en Nigeria”.
  • El segundo y más importante: Dinero.

Los dos sabíamos quien tenía la sartén por el mango, y en contra mi voluntad no tuve otra opción que acceder ,no sin antes regatear ,a pagar las tasas portuarias, que  mostró impresas en una papel datado del año 1998, los primeros años tras la guerra civil que mandó al exilio al dictador Mobutu.

Esas tasas,obviamente, no me correspondían ya que no tenia un barco atracado en el muelle, pero lo preferí ante la otra opción.Invalidar mi visado y repatriarme al otro Congo.

Era la primera vez en mi vida que accedía a pagar un soborno,y no podía haber sido en otro país.

Los primeros kilómetros en el país fueron empujando la bicicleta sobre la arena…

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…y al pasar por los pueblos podía ver a la gente celebrar el año nuevo con música y alcohol.

Al verme pasar se acercaban corriendo esperando que fuera a repartir regalos.Se mostraban decepcionados cuando ante tanta insistencia decidí contratacar pidiendo fruta y agua para el hambriento y sediento viajero.

“¡Pero tu eres el blanco, tu nos tienes que dar!”

El camino se repartía entre tramos de sabana y espesos bosques tropicales…

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…con pequeñas aldeas donde se repetía la historia de pedir regalos.

Al atardecer intenté ir lo más rápido posible para dejar atrás las nubes negras que amenazaban con lluvia, y el viento proveniente de ellas me ayudaban con fuerza.

Se escuchaban los truenos cada vez más fuertes y  cerca, pero al estar rodeado de árboles me sentía  seguro.

Quedaba menos de una hora para al atardecer y las nubes volvieron el cielo  opaco.Sumido en una leve oscuridad con cada rayo se iluminaba el paisaje y ahora aunque veía el destello no sabía donde caían los rayos.

Al pasar por una pequeña aldea a la vez que caían las primeras gotas unos hombres me pararon y en un perfecto francés me aconsejaron parar y resguardarme de la lluvia en su humilde choza.

Accedí y nos refugiamos más de 20 personas en un pequeño cuarto en el  hogar  de Jean , mientras veíamos ahora como diluviaba y los fuertes vientos amainaban a la vez que veíamos caer los rayos sobre los árboles en el bosque.Un espectáculo donde la naturaleza parecía querer dejar las cosas claras. Quién manda ahí y lo insignificantes que somos ante ella.

Al igual que en muchos lugares de África es normal ofrecer la mejor silla al invitado.Un invitado no puede estar de pie.En esta ocasión la silla era de plástico,y los niños al igual que los mayores no acababan de entender que hacía este hombre pálido sobre una bicicleta en su remota aldea.

Uno de los pequeños, el más valiente y único que no salió corriendo ante mi presencia, no dejaba de mirarme atónito. ¿Era yo el primer hombre blanco al que veía?

“Los niños están muy felices de verte.Es la primera vez que ven un blanco” -me comentó Jean mientras decenas de ojos se asomaban por todas partes.

Saqué la cámara para plasmar el momento.

No entendió qué era ese aparato hasta que le mostré su rostro en la pantalla…

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En lingala (idioma local y principal del país) comenzaron a llamar a sus amigos y fascinados susurraban ante la pantalla.

Al decirles si querían que les hiciera una foto todos mostraban orgullo y posaban tímidamente…

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Los niños y los mayores no dejaban de darme las gracias cada vez que les hacía una foto.

Mientras fuera seguía lloviendo ,Jean, el padre de familia del hogar en el que estábamos refugiados me invitó  a comer y a dormir allí, y que a la mañana siguiente continuara el viaje.

Acepté.

Él era el hijo del jefe de la aldea y le propuse antes de nada ir a conocerle y pedir su permiso.

La casa del jefe de aldea era la única rodeada por una valla de palos y una especia de contorno para evitar que entraran animales,pero que las cabras sabían sortear por los numerosos agujeros.

Esta es la primera mujer de mi padre- me dice Jean mientras me señalaba a una anciana encorvada.

¿Es tu madre?-le pregunto sorprendido ante la manera de presentarme a su madre.

Encontramos a su padre sentado en un pequeño taburete dentro de la choza donde de la pared colgaba un calendario del año 2011 con la foto del presidente Kabila.

Parecía estar enfermo y débil, pero no dejó de intentar levantarse para recibirme con un apretón de manos.

Le indiqué que no se levantara y me arrodillé ante él mientras le daba las gracias por recibirme y alojarme en su aldea.

Es una muestra de respeto ante los mayores arrodillarse o agachar la cabeza.Muchas veces como “hombre blanco”,extranjero o invitado recibo este trato incluso de los más mayores.

Al día siguiente después de despedirme de  Jean ,su mujer y sus numerosos hijos…

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…puse rumbo por lo que sería el primer día por las peores carreteras del mundo…

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Bienvenidos,de nuevo, a la República Democrática del Congo.

14 thoughts on “Los que menos tienen.Los que más dan.

  1. Son pocas las veces que me detengo a leer las cosas con calma, y hoy, con un cafe calentito en la mano en canadá, he viajado apasionadamente contigo por el continente africano, gracias ha sido maravilloso.

  2. Grande Juan!Me alaga que alguien como tu diga eso…tu me haces viajar por América…tanto que muchas veces me imagino el día que llegue a ese continente.Una pena no haber coincidido…todavía.
    Un fuerte abrazo para Bea y para ti!

  3. Mucha suerte en la nueva ruta. Espero que los problemas esta vez sean menores. ¡Animo!.

  4. Una vez más aquí siguiendo tus aventuras congoleñas. Suerte!!!.

  5. Inteligente tu manera de actuar, pero que duro ha tenido que ser transitar por esos caminos Javier. Ánimo aunque ya se que no te falta!!!
    Sigue contandonos todas esas historias.
    Un abrazo

  6. Hola,
    Voy a ir en Agosto a Senegal – Gambia, me pregunto si crees que tengo algun problema por ir sola, todo mi entorno aparte de llamar “loca”, consideran que seria peligroso por ser pais musulman y por ser mujer yo.
    Alguien se apunta?

  7. Genial Javier,me agrada mucho leer tus comentarios y ver tus estupendas fotos.Eres unico!!!!!Te deseo lo mejor en tu siguiente ruta. Besos y abrazos de todos

  8. Gracias por compartir tus aventuras!! esplendidos tus relatos! muchas gracias por compartirlas con nosotros!

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