¡Colonizadnos de nuevo por favor!

¡Colonizadnos de nuevo por favor!

Según me habían comentado ya había superado el tramo de “carretera” en peor estado , aunque las lluvias habían comenzado de nuevo, y sí,a pesar de eso esta vez tenían razón…

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No había recorrido ni 30km cuando a lo lejos vi el edificio más bonito que que había visto en toda el África subsahariana exceptuando aquellos en Etiopía y algunas fortalezas en las costas del África occidental.

Una iglesia aparecía a lo lejos del camino a la vez que las nubes negras de la tormenta que me acababa de empapar  se alejaban con unos tímidos rayos del sol colándose entre las nubes al atardecer, haciendo más bonito todavía este monumental edificio…

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En África una de las cosas que más he echado en falta son edificios antiguos y arquitectura diferente.La mayoría de las veces las bonitas y sencillas casas de adobe con techos de paja y hojas secas son remplazados por horrorosas construcciones de hormigón y techos de metal,lo que podría calificarse como arquitectura moderna africana a lo largo y ancho de todo el continente,haciendo casi todos los pueblos replicas uno del otro.

Suele ser el color de las compañías de móvil de cada país lo que adorna las tiendas y casas, junto a logotipos de Coca-cola.

No solo es feo visualmente estas edificaciones,sino que durante el día esos techos de zinc convierten las casas en un horno, por la noche la temperatura en el interior no parece bajar, cuando llueve el ruido de las gotas sobre el metal hace un ruido espantoso y  cuando un pájaro se posa sobre él es como si estuvieras debajo de un tablado de flamenco con sonido metálico.

Decidí parar en esa iglesia que no parecía abandonada ya que la maleza parecía crecer bajo control, y me preguntaba cómo allí, en mitad de la nada, habían decidido construir semejante iglesia.No se podría llenar ni aunque asistieran todos los habitantes de las aldeas cercanas, más teniendo en cuenta que en cada aldea hay innumerables sectas y casi más iglesias que casas.En el Congo estaba viendo más densidad de profetas que en Ghana.Y ya es decir.

Me llevé la maravillosa sorpresa de encontrarme en esa vieja misión, la segunda más antigua del país,a un misionero indonesio de la isla de Flores.

A pesar de los bonito e inmenso del edificio seguía sin ver electricidad y el agua de la misión era de la lluvia.

Indonesia había sido mi primer país en esta vuelta al mundo hace ya casi cinco años, y llevaba desde entonces  cargando en el corazón y en mis alforjas maravillosos recuerdos no solo de sus paisajes, sino de sus gentes.

Él no  estaba solo allí  para llevar la palabra de Dios.

Trabajaba muy duramente en proyectos de desarrollo  enseñando a sacar provecho a las tierras, en lo cual los indonesios son expertos.

Con un pequeño arrollo y algo de desnivel había creado pequeñas piscifactorías y terrazas de arrozales.Había creado una mini -Indonesia allí,en mitad del Congo. Conversar con él  me trajo grandes recuerdos  y hasta melancolía, y disfruté con su gran y buen sentido del humor…

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Me preguntaba si habrían liberado ya a Clement,el buen hombre que habían retenido por dejarme acampar en su terreno, pero con las comunicaciones todavía cortadas me era imposible saber de él.

Continué mi camino hacia el sur por pistas en mucho mejor condición  sin apenas más tráfico que algunas bicicletas…

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Pero, ¿Dónde estaban todos los camiones? Tardé un par de días en llegar a un tramo dónde posiblemente estaban todos atascados.

Los camiones sobrecargados de mercancia y pasajeros intentaban con ramas hacer el camino transitable, donde algunos camiones estaban sumergidos en el barro…

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Al verme llegar ,un hombre se acercó corriendo y en un muy buen francés empezó a gritarme:

-¡Volver por favor!

-¿Volver quién?,-le digo sorprendido

-Vosotros, los belgas. Colonizadnos de nuevo ,¡por favor!

-Pero yo no soy belga, soy español.

-Da lo mismo. El hombre blanco. ¡Míranos! Vivimos peor que nuestros ancestros pero la gente no se queja porque los que nos roban son negros pero era mucho mejor cuando nos robabais vosotros los blancos.

¡Llevamos aquí más de tres semanas! Hay camiones que llevan un mes. El agua que tenemos es la de los ríos que están sucios, nuestros hijos se ponen enfermos. Hay muchos mosquitos. Si queremos ir a un hospital tardamos semanas en llegar. ¡Mira!¡mira! ¡Esta es la carretera principal del país!¿Te lo puedes creer?

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Las palabras de este hombre no me dejaron indiferente. Sin darme cuenta había normalizado todo, pero tenía razón. ¡Eso era inhumano!

Nunca había visto nada parecido.

Cómo un mero testigo lo único que podía hacer era desearles suerte. Se apoderó de mí una agónica gran sensación de impotencia.

Me hizo prometerle que le mostraría al mundo las condiciones en las que vivían.

Yo continúe mi camino empujando la bicicleta por el barro…

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…y no dejaba de encontrarme a lo largo de unos pocos kilómetros camiones atascados en ese infierno. Algunos habían avanzado 200 metros en dos semanas…

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No es solo el estado de las carreteras, o que la policía no cobra sueldo y el dinero lo sacan robando a la gente, o que no hay colegios públicos y aquellos privados que hay son tan caros que la gente no tiene acceso a ellos, o que no hay electricidad ni pozos de agua.Hubiera entendido esto si fuera en algún país donde no hay riqueza, y es justo en el país donde más hay que la gente tiene menos.

Había visto algún cartel donde decía que la mejora de la carretera había sido financiada por la Unión Europea.¿Dónde había ido a parar ese dinero?

Pero lo que más me sorprendía era que la policía cobraba peaje por usar esta carretera.

Me volví a encontrar con el Río Congo más de mil kilómetros más que tarde que la ultima vez que  lo crucé hacía ya más de un mes.

Allí estaba a lo lejos…

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A pesar de estar cerca de su nacimiento seguía siendo  majestuoso…

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Las montañas por donde transitaba la carretera eran de afilados pedruscos…

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… que acabaron por romper mi maltrecha cubierta. Llegué empujando la bicicleta hasta Mukulakulu, donde confié en un zapatero que cosiera la cubierta por cuarta vez.

“Con esto llegas a Sudáfrica. No te preocupes, ya verás. Está perfectamente cosido”

Por la mañana me desperté con el ruido de una locomotora. Era el famoso tren congoleño que llevaba avisando de la entrada a la estación más de dos horas.

Subí un pequeño puerto y por el valle podía ver el tren moverse a una velocidad ridícula, cuando de repente  escuché una pequeña explosión.El apaño que el zapatero había hecho en la cubierta había aguantado exactamente 6,9 kilómetros.

Miré el mapa y vi que en el siguiente pueblo había una estación de tren. Se me ocurrió una idea brillante.

Me preocupé por si llegaría a tiempo para poder coger el tren hasta el siguiente gran pueblo a 45 km de distancia. Sin arreglar el reventón empujé la bicicleta los 5 km que me separaban de la estación.

Tenía ganas de ver y montarme ese tren que circula por las vías que llevaba viendo semanas…

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Pero esa historia merece un capítulo por si solo, que podría ser el guión de una película de humor, o de terror, dependiendo de si vives en el Congo o solo estas de paso, como era mi caso.

19 thoughts on “¡Colonizadnos de nuevo por favor!

  1. Cuánto estoy disfrutando con tus relatos, especialmente tus peripecias por el Congo, país al que tengo una gran estima.
    Un saludo, esperando tu próximo capítulo.

  2. tu testimonio de El Congo deberia llegar a Naciones Unidas para que asfaltaran la carreterea principal del pais y pusieran pozos de agua

    Si Dios existiera esto sucedería

  3. Me encanta la naturalidad y arte que tienes para contar las cosas, ademas creo que eres el aventurero con más coraje y valor de cuantos conozco y sigo.
    ¡Enhorabuena y gracias por compartirlo!

  4. Es muy fuerte tu relato , porque existe tanta desigualdad en este mundo? Estas siendo testigo de ello cada día. Felicitaciones por tu coraje y espíritu de aventura!

  5. Hace unos años fuí a Bolívia de viaje. Fue mi primer gran viaje y de momento único. Último seguro que no. Lo primero que vi cuando empezamos a circular por las carreteras de barro fue exactamente la misma imagen. No tiene nada que ver El Beni en Bolívia que Congo, pero me ha hecho acordarme exactamente de lo que vi allí. Un grupo de mujeres nos dijo: “Hagan una foto y subenla a facebook, mandensela a Evo!”.

    Muchas grácias por tu testimonio. Cada dia más personas nos van informando de lo que sufren por allí, y de como los goviernos (aliados con los nuestros) tapan los conflictos y el no respeto a los derechos humanos más fundamentales.

    Muchas grácias otra vez, espero cruzarme alguna vez por algún lugar del mundo contigo. Fuerza y fuerza para los que conozcas en el camino!

    Maria Pujol Bremer

  6. Gracias por tus fotos y comentarios son de gran valor y es información de verdad no lo que nos quieren mostrar los grandes mercaderes de infamias .Comparto la opinión Maria Pujol, yo estuve en el Beni , Bolivia y es tal cual muy parecido…otro pais al cual parecen desconocer hasta ellos mismo con gente en muy bajas condiciones de vida , caminos anegados por las lluvias y falta de insfractuctura. Un fuerte abrazo

  7. La verdad es que el Congo parece un bonito país. Curioso lo de la iglesia, parece más una iglesia de la Toscana más que de Africa. Espero ansioso el siguiente capítulo, haber que movidas has tenido en el tren. Un abrazo.

  8. Me recuerda a las carreteras de Zimbabwe, no son como esta, pero pagas peaje por ir por unas carreteras que en Europa consideraríamos lamentables, pero es así los dictadores secuestran los países y luego los destruyen, estará esto en la esencia del ser humano grabado a fuego?. Ánimo y a ver si nos vemos para fin de año, estaremos por Botswana, Zimbabwe y Sudáfrica.

  9. Magníficas las fotos y el relato, aquí en el que llamamos primer mundo nos quejamos por cosas sin importancia y nos preocupamos por ridiculeces,
    gracias por compartir tus experiencias,
    ánimos Javier

  10. Bueno, bueno….Javier son impresionantes tus relatos y tus fotos.Es increible como sobrevive la gente a pesar de los sirvenguenzas que se quedan con la pasta a costa de todo su pueblo.Dios si existe lo que pasa que muchos actuan como si no existiera.Mira ..como ese misionero de Indonesia hace lo que puede.Ese deberia gobernar,al menos enseñaria a trabajar y no a robar.Me ha encantado leerte ,es muy conmovedor lo que dices y aunque me toque siempre a mi escribir te leemos todos.Esperando tu ansiado capitulo del tren un fortisimo abrazo desde Majadahonda

  11. Bellas fotos. Las de tus colegas los ‘bicicleteros’ y la de los caminos embarrados y petados de camiones en problemas.
    Sigue contándonos!!.

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