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Category: Tailandia

Songkran, el festival del agua.

Songkran, el festival del agua.

Aunque me haya costado mucho, definitivamente he vuelto a la pedalada  empezando una etapa diferente, esta vez acompañado por uno de mis mejores amigos, Pedro, que se unirá a esta aventura por un par de meses.

Atrás dejamos Chiang Mai, sus facilidades y comodidades, los grandes amigos y el aire acondicionado funcionando a tope hasta tener que arroparse con el saco de dormir.

No muy temprano por la mañana empezamos a pedalear dirección Laos, con 400km por delante y tan solo 4 días para abandonar Tailandia antes de que me caducara el visado.

El terreno sobre el mapa parecía fácil por no tener gran elevación, pero en eso nos equivocamos el primer día, al encontrarnos con grandes pendientes, aunque  he de reconocer que fue muy gratificante mirar atrás y ver a Pedro con la lengua fuera y cara de sufrimiento.

Lo mejor estaba por llegar.

Coincidiendo con el año nuevo tailandés, celebrado con el festival  Songkar, o festival de agua, que como su nombre indica, se celebra con batallas campales de agua y mucha fiesta.

Cada pocos kilómetros decenas de jóvenes y mayores se agolpaban en la cuneta de la carretera lanzando cubos de agua a los vehículos, incluidas nuestras indefensas bicicletas. Con la  ridícula velocidad que llevabamos, incluso alguien con los ojos vendados no podría fallar en alcanzar su diana, lo bueno es que el objetivo eramos Pedro y yo.

Como unos aliens en bicicleta, nos íbamos acercando poco a poco a esos “controles”, y entre control y control podíamos ver a la gente eufórica mientras llenaban sus cubos de agua frenéticamente esperando nuestra llegada.

Como era de esperar, calados hasta los huesos, tardaríamos poco en secarnos gracias al calor infernal, pero inmediatamente encontraríamos otro grupo impaciente por vaciar sus cubos sobre nuestras cabezas.

Así durante tres días, desde la mañana hasta la noche, hemos disfrutado de la alegría de los tailandeses, su buen humor, y de su gran hospitalidad.

Hace pocos días estaba en el sur del país vindo caer agua a raudales que produjeron las  mayores inundaciones en décadas, y ahora  en el norte me encuentro con unos paisajes tan áridos que me da la sensación de estar pedaleando  por Ciudad Real…

…pero el paisaje volvió a cambiar radicalmente al encontrarnos ante el majestuoso río Mekong.

…justo para la puesta del sol.

Nada mejor para acabar un largo dia pedaleando.

Algo que le dije a Pedro antes de empezar:

“Lo mejor del día es cuando empieza a atardecer y deja de hacer tanto calor.Es cuando de repente te das cuenta de que el día pedaleando ha terminado y llega la hora de descansar.Otro día increíble mas”

Tailandia: País de vacaciones

Tailandia: País de vacaciones

He de reconocer que Tailandia nunca fue un país que despertó en mí mucho interés, tanto que tenía planeado cruzarlo lo más rápido posible y escapar del turismo de masas que invade este país.

Otra vez más me equivoqué y en Tailandia he encontrado algo tan importante como  volver a  vivir en grupo.

En la bicicleta se pasan muchas horas solo, y rara vez he topado con otros viajeros, así que nada mejor que Tailandia para conocer a gente y, después de tanto tiempo, poder compartir mis experiencias y escuchar las de otras personas.

Aunque nunca haya tenido el sentimiento de soledad, el volver a disfrutar de gente y amigos hace que aprecie mucho más los momentos en que disfruto de su compañía.

No vine buscando emociones fuertes ni exceso de adrenalina, sino unas vacaciones donde relajarme y aparcar la bici por un tiempo.

Tuve la suerte de ir a parar a Ton Sai, un  increíble lugar al sur de Tailandia donde cambié la bicicleta por la escalada, y las noches de tienda de campaña por un humilde bungalow con enormes goteras.

Un lugar turístico pero que todavía guarda su encanto.

Paredes de piedra caliza convierten este lugar en un paraíso de la escalada donde las vistas te regalan increíbles paisajes.

Pasaron 3 semanas y yo seguía en el mismo lugar. Casi  se me había olvidado que estaba viajando en bicicleta, pero finalmente salí de ese paraíso en dirección a Surat Thani, donde cogería un barco a la isla de Ko Tao.

Perezoso pero con muchas ganas de volver a pedalear, tenia ante mi tan solo 180 Km., lo cual parecía pan comido ya que la carretera transcurría en llano.

Fueron 2 días de viento en contra y mi primer radio roto.

El dinero se me había acabado el día anterior y tarde 120km en encontrar un cajero donde sacar más.

Sin dinero y con medio kilo de arroz en las alforjas vi como mi dieta había pasado de exquisitos platos en Ton Sai a insípidos platos de arroz blanco cocinados a la orilla de la carretera. Desayuno, comida, merienda y cena.

Suerte que el trayecto eran tan solo dos días porque fue cuando me entraron las peores agujetas que recuerdo en mucho tiempo, pero por fin estaba en Surat Thani esperando a un barco que me llevara hacia Ko Tao. Si algo podía salir mal sabía que saldría mal, y así fue, no había barcos a Ko Tao por el mal tiempo y tuve que ir a la famosa isla fiestera de Ko Panghan, justo el mismo día que se celebraba la fiesta de la luna llena, donde decenas de miles de turistas se congregan una vez al mes.

Un fenómeno antropológico a tener en cuenta.

Como no entraba en mis planes salí corriendo de esa isla donde había mas rubios que asiáticos, y tuve que pagar por meter la bici en el barco más que por mí. Luego yo iba sentado en un asiento y la pobre de mi bici en la proa del barco pasando frío y mojándose.

Finalmente llegue a Ko Tao donde me esperaban mis amigos Eva y Joseba, que muy amablemente me dejaron ocupar la terraza de su bungalow donde monte la tienda para dormir. El presupuesto en Tailandia se me estaba yendo de las manos y había que apretar por algún lado.

Tuve la suerte de que antes de empezar el temporal hiciera bueno un par de horas, y disfrutar de la poca fauna marina que queda en Ko Tao. Tiburones de punta blanca.

Los próximos diez días se resumen en una palabra: ¡¡Lluvia!!

Se cancelaron todos los viajes de barcos de la isla y no pude salir hasta diez días más tarde, pero el tiempo ya me pisaba los talones y tan solo me quedaban 14 días para recorrer cerca de 1500km.No tuve otra opción que coger un bus hacia el norte y saltarme más de 1000km.

Semanas de poca acción pero de momentos increíbles, rodeado de la mejor compañía posible.

Suerte que es la temporada seca

Suerte que es la temporada seca

Cielos azules y aguas de color turquesa.

Esta era la imagen que tenía de la isla de Kho Tao, una pequeña y montañosa isla en medio del golfo de Tailandia. Una isla muy popular entre los buceadores, más que por sus fondos marinos, por encontrarse en la ruta típica de lugares a visitar en Tailandia.

Vine para encontrarme con Joseba y Eva, dos grandes amigos que conocí hace ya más de 2 años en Egipto, más tarde en Palestina, luego en Londres y  ahora  en Tailandia.

Abril es época seca, pero ya vienen repitiéndose a la largo del viaje unos patrones un tanto anormales en el clima. En Sumatra, en pleno ecuador y en época de lluvias casi nunca me llovió, y ahora en la época seca en Tailandia llevo 7 días sin ver el sol con las peores inundaciones de la década y millones de personas afectadas.

Los barcos no podían salir de la isla y todo estaba inundado. Fueron 7 días lloviendo sin parar y donde antes había una carretera ahora tan solo hay lodo y ríos. Suerte que es la época seca, y suerte la mía de que esto haya pasado mientras estaba cómodamente alojado en una habitación. No quiero imaginarme lo que hubiera podido pasar si me hubiera pillado en la carretera. Lo más curioso de todo han sido los medios desplegados para evacuar a un par de miles de turistas de esta isla. Ahí es cuando podríamos estar hablando de una escena en una película trágica, cambiando un poco el guión, no por los personajes estar en peligro, sino para que no pierdan sus vuelos o puedan continuar sus vacaciones con normalidad. Para llevarlo a cabo: un portaaviones del ejército tailandés y varios helicópteros.

Para haceros un poco una idea, imaginaros cualquier escena de una película sobre la guerra de Vietnam, con helicópteros volando sobre palmeras y calles inundadas. Por la mañana se respiraba euforia mientras la gente esperaba a ser embarcada en el portaaviones. En el resort desde donde  salían barcas y desplazaban a la gente al helicóptero, había cientos de personas, algunos bebiendo cervezas y tocando la guitarra.

Como yo tenía la bicicleta, tendría que embarcar el último, así que tenía tiempo de sobra hasta que llegara mi turno. Decidí volver al pueblo a por comida. Al regresar un par de horas más tarde, el ambiente había cambiado drásticamente. El olor a euforia y fiesta de esta mañana se había sustituido por caras de mal humor y alguna que otra persona con los ojos llorosos. El tiempo había empeorado y los helicópteros dejaron de volar y las barcas también dejaron de llevar personas hacia el portaaviones.  El sueño de muchas personas de viajar en portaaviones se frustró en tan solo unos instantes. Habrá que esperar un día más y salir en un barco ordinario.

Hoy, después de 8 días de tormenta, no está lloviendo y es fácil imaginarse que tras las nubes está el sol. Las nubes grises  han dado paso a las nubes blancas.

Mi bicicleta se impacienta y empieza a pedirme algo de acción.

Después de todo, a Tailandia vine con idea de vacaciones. Por lo menos con la idea.

Sur de Tailandia y su eterno conflicto

Sur de Tailandia y su eterno conflicto

Aunque el sudeste asiático sea casi siempre  relacionado con un paraíso tropical, es una de las regiones  del planeta con más disputas armadas.

Uno de esos muchos conflictos armados se encuentra en el sur de Tailandia, en las provincias de Yala, Pattani y Narathiwat, no muy lejos de esas playas típicas de postal atestadas de turistas.

Un conflicto que aunque olvidado y sin ninguna repercusión en los medios de comunicación, viene ya de hace mucho tiempo y que en los últimos años la situación no ha hecho mas que empeorar.

Los conocidos métodos por parte del gobierno tailandés de usar milicias y fuerzas paramilitares  como solución al conflicto, además de una brutal campaña militar contra insurgentes y  población civil por parte del ejército, no ha hecho mas que empeorar la situación.

Para entender el conflicto hay que remontarse a 1902, cuando esta región perteneciente al Sultanato de Patani, de mayoría musulmana, fue anexionada al reino budista de Siam, actualmente Tailandia.

Desde entonces el estado budista ha intentado forzar su identidad y restringir los derechos de esta minoría musulmana de etnia malaya.

Sería un error catalogarlo como  conflicto religioso, ya que tan solo uno de los cinco grupos que luchan contra el gobierno Tailandés llama a la guerra santa o yihad.

Es un conflicto étnico y político.

Al viajar por esta zona no es difícil darse cuenta de que uno se encuentra en una zona donde las hostilidades están presentes.

Numerosos controles en la carretera, patrullas militares armadas hasta los dientes, detectores de metales en la entrada de los mercados, toque de queda en algunas ciudades, etc.

En parte del trayecto entre Pattani y Yala, fui escoltado por policías tailandeses armados con M16.

La idea que yo pueda tener no se puede acercar a la realidad, ya que en este país se mima al turista más que a sus propios ciudadanos, pero basta hablar con la población para ver lo que hay detrás del escenario.

Caminando sobre fuego

Caminando sobre fuego

Parar en una ciudad para poder ver el partido de Champions entre el Arsenal y el Barcelona , pero finalmente acabar en una ceremonia religiosa adorando al dios  chino Chao Mae Lim Kor Niew, en el que decenas de personas portan esculturas de ese dios caminando sobre el fuego, no tiene precio.

Todo empieza con una traca de petardos en que ríanse de las fallas…

… y continúan con adoraciones al templo…

Finalmente empiezan a salir decenas de esculturas del templo…

..y uno tras otro empiezan a cruzar la hoguera …